lunes, 16 de noviembre de 2009

El pianista veloz

“Uno debe elegir: dirigir su vida, disfrutando y haciendo algo que puede llegar a matarlo, o hacer otra cosa que lo aburra… Yo no estoy dispuesto a aburrirme”. Francois Cevert
Charles Goldenberg escapó, junto a su familia, de la Rusia dominada por los zares en 1905; huyendo de los “progrom” palabra rusa que significa ataque o disturbio y que justamente se perpetraban en medio de un creciente antisemitismo, contra las poblaciones judías. Recalaron en París acuciados por una extrema pobreza. Durante la Guerra se unió a la resistencia para evitar ser deportado a Polonia. Sin embargo Goldenberg logró sobreponerse, ahorrar cierto dinero y establecerse como un joyero modesto en 1923. No obstante las penurias, alcanzó más tarde buena reputación y fortuna con su negocio. En 1938 se casó con Huguette Cevert, con la que tuvo tres hijos, y toda la familia fue registrada con el apellido Cevert para eludir las persecuciones de los nazis que invadían Francia. Unos años después de la Liberación, el padre deseaba volver a que usaran su apellido original pero familia lo objetó diciendo que ya eran conocidos como CEVERT.
Francois Albert nació en la gélida mañana del 25 de febrero de 1944 en una casa de la avenida Jean-Mermoz, en el suburbio parisino de Neuilly. Desde muy pequeño estudió música, tuvo su graduación como pianista e incluso compuso piezas musicales. Sin embargo el destino jugó sus cartas y quiso que Jacqueline, su hermana mayor, se involucrara sentimentalmente con Jean-Pierre Beltoise, que ya por entonces corría en motos y había incursionado en categorías menores de monopostos. Beltoise fue quien le contagió la fiebre de la velocidad. A los 16 años Francois corría picadas con la Vespa de su madre por la calles de París, manejaba algún karting prestado. Ya por entonces le juró a su hermana que algún día sería campeón del mundo. Jacquelin solo sonrió aunque ya sabía que en el carácter de su hermano había firmeza y determinación. No mucho después ya piloteaba primero una Morini 125 y luego una Norton 500 en el circuito de Montlhery. A despecho de las opiniones de su padre, que no aprobaba esta creciente pasión de su hijo por la velocidad, se inscribió en una carrera de motos en el mismo circuito que usaba para probarse y abandonó al romperse el motor cuando marchaba sexto. Era el año 1962.
En 1964 tenía previsto debutar en el automovilismo, pero su padre movió influencias ante su amigo Maurice Mestivier, presidente de AGACI (Asociación General Automovílistica de Corredores Independientes), para que Francois no fuera aceptado en la “Copa de las Provincias”. Esto y el posterior ingreso al servicio militar impusieron un compás de espera.
1966 fue el año en las cosas finalmente se encaminaron para este joven de ojos azules y sonrisa fácil. Incitado por su amiga “Nanou” (Anne van Malderen), a quien había conocido en Saint Tropez en 1964, se inscribió en la escuela de pilotaje Winfield de Magny-Cours y casi al mismo tiempo participó del concurso “Volante Shell”, en el que consagró ganador por delante de Patrick Depailler. El premio era conducir un Alpine de F3 durante la temporada 1967 del campeonato francés. Fue una dura temporada en la que Francois y su hermana remaron duro para poner el auto en cada largada entre el veto paterno y la crónica falta de plata. Aún así fue dos veces cuarto (en Magny-Cours y Nogaró) y sumó sus primeros puntos en el campeonato. Al final del año parecía que la carrera deportiva de Cevert terminaba allí por falta de recursos; pero su amigo de la infancia Jean-Claude Sachs, hijo del dueño de la empresa SICLI (fabricante de extintores), convenció a su padre para financiarle un Tecno de Fórmula 3. Simultáneamente aceptó un puesto como vendedor de autos que le ofreció Jean Rédelé, patrón de Alpine. Pero el comercio no era uno de sus mejores talentos. El Tecno estuvo listo el 6 de mayo de 1968 y seis días más tardes Francois Cevert ganó su primera carrera en Montlhery. Poco a poco el nobel piloto veía caer las barreras que se interponían en su carrera deportiva. Por un lado su padre depuso la actitud negativa ante la determinación manifestada por Francois y además se adjudicó las carreras de La Châtre, Jarama, Nogaró y Albi. Tales resultados sumados a otros segundos y terceros puestos lo consagraron como Campeón de la Fórmula 3 Francesa en esa estación de 1968, aventajando a Jean-Pierre Jabouille.
Ya las cosas tomaban otro cariz. Para 1969 se conforma un equipo Tecno de Fórmula 2, para el que Cevert es convocado junto al italiano Giovanni “Nanni” Galli. Este año no fue tan brillante como el anterior. La Fórmula 2 por entonces era usada como entrenamiento por los pilotos “top”, por lo que no era raro encontrarse en la grilla de largada con Stewart, Courage, Rindt o el mismísimo Graham Hill. De todas maneras una sola victoria en Reims lo puso en lo más alto de su jerarquía como piloto: poco antes de la línea de meta logró doblegar a Robin Widdows (Brabham BT23), Piers Courage (Brabham BT30) y Jackie Stewrat (Matra MS7) Su cuñado, Jean-Pierre Beltoise hacia equipo justamente con Stewart en Matra y no clasificó. Cevert finalizó la temporada ocupando el tercer puesto en el Campeonato Francés de Fórmula 1 / 2, detrás de Beltoise y Servoz-Gavin. Ya durante ese 1969, durante una carrera de Fórmula 2 en Cristal Palace, Jackie Stewart tuvo una dura batalla con Francois y no dudó en hablar a su patrón Ken Tyrrell, recomendándole que tuviera en cuenta a ese muchachito francés y observara su accionar. Todo pareció confabularse para que Cevert debutara en la Fórmula 1 en 1970. A poco de comenzada la estación, Johnny Servoz-Gavin anunció su retiro durante en Gran Premio de Mónaco, la tercera carrera del año. Además de las recomendaciones de Stewart; Francois Guiter, director del departamento competición de Elf terminó de convencer a Ken Tyrrell para que incorporara a su equipo al talentoso y prometedor Francois Cevert. El debut se dio en el Gran Premio de Holanda 1970, el 21 de junio en el circuito de Zandvoort y el joven galo tripuló uno de los March 701 azules que Tyrrell alistaba para intervenir en la máxima categoría. Cevert no pudo terminar la carrera por la rotura del motor, en tanto su coequiper era segundo de Jochen Rindt. Paralelamente siguió compitiendo en la Fórmula 2 merced a un acuerdo con Motul y en Sport con Matra, también patrocinados por Elf. En la F2 sus rivales eran el mismo Jackie Stewart, Rindt, Regazzoni, Peterson, Ickx… y un argentino que debutó ese año, un tal Reutemann.
En el malamente recordado Gran Premio de Italia de 1970, Cevert finalizó sexto, anotándose su primer punto en la Fórmula Uno. En Fórmula 2 es segundo en Le Castellet y primero en Mantorp Park con el Tecno. Con el Matra 660 gana los “1000 Kilómetros de Paris” compartiendo la conducción nada menos que con Jack Brabham. En el Campeonato Francés de F1-F2 termina tercero detrás de Pescarolo y Beltoise. De repente Francois Cevert se convirtió en una brillante estrella que encandilaba en el firmamento de la Fórmula Uno. Los fanáticos franceses lo adoraban y las mujeres sucumbían a su mirada azul y su personalidad arrolladora. Por eso era normal verlo con una bella señorita colgada de su brazo. Se le atribuyeron romances con las actrices Alexandra Stewart y Brigitte Bardot.
Para 1971, Ken Tyrrell presentó el modelo 001, que había venido desarrollando en secreto. La temporada se inició en Sudáfrica, donde Cevert abandonó tras un leve accidente en tanto Stewart fue segundo detrás de la Ferrari de Mario Andretti. La quinta carrera de la temporada, el Gran Premio de Francia, se corrió en el nuevo circuito Paul Ricard y el equipo obtuvo un celebrado 1-2 con Stewart y Cevert. Mientras el escocés marchaba hacia su segundo título mundial, Francois Cevert seguía sumando experiencia y mostrándose eficiente y veloz. En Alemania, dentro del “infierno verde” de Nürburgring, como el propio Jackie Stewart lo bautizara; los autos azules del viejo Ken volvieron a llegar en escuadrilla con Cevert como fiel escudero de su “capo scuadra”. El Gran Premio de Italia fue y será recordada por haber tenido uno de los finales más reñidos y cerrados en la historia de la F1. Ganó Peter Gethin. A 1 centésima entró Peterson, a 9 Cevert y a 18 Mike Hailwood. Ya consagrado Stewart como Campeón Mundial de Conductores, Francois Cevert no tuvo problemas en adjudicarse la carrera que cerraba el año: el Gran Premio de Estados Unidos en Watkins Glen. Su primer triunfo en Grand Prix. “Siento que gané como si hubiese hecho trampa” declaró el francés con la sinceridad y humildad que lo caracterizaba. También fue la primera victoria de un piloto galo luego de que Maurice Trintignant lo hiciera en Mónaco 1958. Los puntos sumados lo ubicaron en el tercer puesto del certamen. También continuó incursionando en la Fórmula 2, ganando en Vallelunga y Nurburgring con el Tecno. En la categoría Sport continuó su relación con Matra. En los “1000 Kilómetros de Buenos Aires” fue reemplazado a último momento por Jabouille, por lo no se vio directamente involucrado en el pavoroso accidente que costó la vida de Ignazio Giunti y del que se responsabilizó a su cuñado Jean-Pierre Beltoise. La Ferrari del piloto italiano embistió al Matra de Beltoise cuando este lo empujaba por la pista tratando de llegar a boxes para repostar.
Cevert no paraba de aprender bajo los consejos de Ken Tyrrell y Jackie Stewart, quien lo consideraba como un hermano menor. No obstante, la temporada de 1972 no le fue muy fructífera en la Fórmula 1. Los Tyrrell parecían haber perdido la superioridad mostrada el año anterior. Con dos segundos puestos como mejores resultados ocupó la sexta posición final en la tabla. Acaso las mayores satisfacciones en ese pobre año hayan sido el segundo puesto conseguido a bordo del Matra MS670 haciendo dupla con el neozelandés Howden Ganley en las “24 Horas de Le Mans” y el triunfo en Donnybrooke con un McLaren M8F-Chevrolet del American Young Racing que perteneciera a Peter Revson y participando en la copa Can-Am. Además. Con un Ford Capri RS 2600 y junto a Jackie Stewart, finalizó segundo en las “6 Horas de Paul Ricard”
La estación de Fórmula Uno 1973 comenzó en Argentina donde se vivió la primera escaramuza del duelo que el mundillo de la Fórmula Uno vaticinaba para ese año: Tyrrell vs Lotus. Stewart vs Fittipaldi con Cevert y Peterson como escuderos. De hecho Cevert punteó parte de la carrera mientras Stewart pugnaba por contener a “O Emerson”, hasta que este lo doblegó y fue en busca del francés para finalmente vencerlo también. Siguió con sus incursiones en la Fórmula 2, ganando el Gran Premio de Pau con un Elf 2. También en Sport, siempre ligado a Matra, integró el equipo que le planteaba lucha a Ferrari junto a Pescarolo, Larrousse, Beltoise, Jabouille y Jaussaud. Más allá de otros resultados y algún que otro abandono, Francois acumuló 6 segundos puestos, tres de los cuales fueron manteniéndose detrás de Stewart. El escocés no tuvo empacho en reconocer y confiarle al propio Ken Tyrrell, que en el Nürburgring Cevert hubiera podido pasarlo e irse adelante en cualquier momento, en cualquier lugar del circuito y cuando quisiera. Sin embargo no lo hizo, no tenía prisa. Sabía que su amigo y compañero de escuadra se retiraría y seguramente al año siguiente tendría su oportunidad. También Jo Ramirez, mecánico de Tyrrel por entónces, contaba que en Holanda Stewart tuvo problemas en una rueda a poco del final pero Francois redujo la velocidad para mantenerse detrás suyo, cuidándole las espaldas. La anteúltima carrera del año se corrió en Canadá. En esta el por entonces inexperto y algo atolondrado Jody Scheckter lo embistió provocándole algunas lesiones en una muñeca y los pies.
Con algunas de esas secuelas llegó al Glen para disputar el Gran Premio de los Estados Unidos. Tyrrell llevaba un “006” algo mejorado puesto que no ganaba desde Alemania y venía siendo superado. Al igual que en 1971, Stewart ya tenía el campeonato ganado y Cevert buscaba redondear la temporada con un triunfo. En la mañana del 6 de octubre, Francois Cevert se encontraba peleando la clasificación con Ronnie Peterson. Subido en el Tyrrel azul le dijo a su mecánico: “Voy a poner esta carreta en la pole y vuelvo enseguida”. Antes de bajar la visera del casco tuvo tiempo de guiñarle un ojo a Helen Stewart y tirarle un beso mientras ella lo fotografiaba por última vez. Salió a pista y jamás volvió. En la trepada de las “Esses”, una parte del trazado impensada como peligrosa, el Tyrrell tocó acaso demasiado el lado izquierdo de la pista, descolocándose al pisar el “piano”. El auto ya descontrolado derrapó exageradamente a la derecha para rozar el guard-rail de ese lado y salir catapultado hacia el del lado opuesto. Se estrelló y volcó sobre la misma valla de contención matando a Cevert en forma instantánea. Era el día 6, el auto número 6, el modelo 006, y el motor Cosworth estaba identificado con el 66.
Francois Albert Cevert tenía cumplidos apenas 29 años.
“Todos y cada uno de nosotros los pilotos sabemos que la muerte figura en nuestro contrato”.FrancoisCevert
Más alla de la fatídica coincidencia numérica que se dio en el día de su accidente, la vida y la muerte de Francois Cevert incluyen una cuasi leyenda que roza lo paranormal y lo esotérico. Anne “Nanou” Van Malderen, con quien Francois tuvo quizás la relación amorosa más duradera y que en los 80 fue diseñadora de vestuario en la industria del cine; contó que en 1959, visitó a una “adivinadora” en el pueblo de Asnieres. “Nanou” tenía 20 años y descreía de tales cuestiones pero aún así accedió en acompañar a su madre… “La adivina no `tiraba´ las cartas ni consultaba ninguna bola de cristal. Solo te miraba fijamente a los ojos durante un largo rato y examinaba una foto y luego escribía algo imposible de descifrar. Aunque estaba atendiendo otros asuntos con mi madre, la mujer de pronto me miró fijamente y exclamó: “Debo hablar contigo”. Sorprendida crucé la habitación y cuando estuve frente a ella me dijo: “Tu matrimonio no durará… conocerás a un hombre que dejará una profunda huella en tu vida, serás feliz… puedo ver sus ojos azules… puedo ver el mar… lo conocerás cerca del mar”. “En 1964 conocí a Francois en Saint Tropez”.
“Dos años más tarde, cuando Francois iba a presentarse en el concurso Shell, fui nuevamente a ver a la adivina. No le dije nada sobre él, solo le mostré su fotografía…” “ ya lo has conocido –dijo- es extraño, su imagen se me aparece confusa y entremezclada con algo, una máquina, tiene ruedas pero no tiene cuerpo… qué puede ser?” “Es un auto de carreras”-respondí. La mujer siguió diciendo: “Asistirá a un examen o algo parecido y lo ganará. Veo una exitosa carrera… pero no podrás retenerlo porque su éxito los separará… este hombre no cumplirá los 30 años”. “El calendario colgado en la pared marcaba el 29 de junio de 1966” “Cuando le comenté todo a Francois me dijo que mi vidente estaba loca y que él mismo iría a verla. Y efectivamente la visitó en setiembre. Cuando regresó me preguntó si yo acaso había telefoneado a la mujer. Le contesté que no, que para que iba a hacerlo y por qué me lo preguntaba… me contestó que le había dado las mismas predicciones que a mí”. “Y dice que no llegaré a los 30 –me dijo Francois- Qué me importa si para entonces ya seré campeón del mundo. Moriré con toda mi fama… que muerte más gloriosa!”
Años después, pasado el maldito 1973, “Nanou” volvió a visitar a la vidente. Pero esta vez llevó una foto de Francois tomada cuando era muy niño, imposible de reconocer. La mujer la examinó largo rato en absoluto silencio. Después levantó la vista y solo dijo… “Está muerto”.
Texto: Alberto Guerrero – albertoaguerrero@yahoo.com.ar
Francois al piano. Era un abonado permanente a los estudios de la TV francesaPosando con junto a su bella hemana Jacqueline.Un retrato de tantos. 1970. Largada de Fórmula 2 en Cristal Place. Primera fila con Cevert, Reutemann y
Stewart.Con el Matra MS 660 ganando los "1000 Kms. de París en 1970
Francois al volante del March 701 del Equipo TyrrellCircuito de Albi en 1967. Cevert conduce el Alpine de Fórmula 3.

1973. Viajando "at speed" con el Tyrrel 006

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